HABLEMOS DE SEGURIDAD

29May

HABLEMOS UN POCO DE SEGURIDAD DESDE LA PERSPECTIVA DEL RIESGO

 

Empecemos por preguntarnos ¿qué es riesgo? Se puede decir que riesgo es toda posibilidad de aprovechar una oportunidad según el caso, o de sufrir un daño. Nos vamos a centrar en el riesgo como circunstancia probable de daño desde la perspectiva de la seguridad integral.

La seguridad es un estado de tranquilidad y de privilegio sobre los bienes, que son objeto del deber de cuidado, por tanto, el factor de mayor perturbación es el riesgo, como materialización del daño.  

El riesgo es un factor inherente a los procesos y a los bienes, es decir, según las características de cada elemento se deriva el perfil del riesgo, por ejemplo, en un local comercial, los bienes son objeto de sustracción por parte de los delincuentes, esta situación nos compromete a que activemos los controles correspondientes para evitarlo. En la medida que los controles sean efectivos, en esa misma proporción los riesgos se mitigan o eliminan, es decir, se controla el nivel de deficiencia y el nivel de impacto con la efectividad de los controles.

Es importante, formularnos constantemente las siguientes preguntas, con el fin de conocer, comprender y tratar el riesgo de manera efectiva:

  • ¿Qué puede pasar?
  • ¿Por qué?
  • ¿Cuáles serían las consecuencias?
  • ¿Qué debo hacer?

Para absolver este cuestionario hay que evaluar el riesgo, identificándolo, analizándolo, valorándolo y tratándolo.

Identificando el riesgo inherente, es decir, la amenaza más próxima que tenemos y su nivel de consecuencia, debemos priorizar la aplicación de los controles respectivos. Muchas veces son actividades sencillas, que necesitan una rutina innovadora de cumplimiento, para constatar que los controles se aplican de manera adecuada y sin solución de continuidad.

Los descuidos, son el producto de cierto estado de negligencia en el responsable del deber de cuidado de los bienes. Esta situación en la mente de los delincuentes son las oportunidades que saben aprovechar, son la materia prima de su ideación criminal. Por tanto, es necesario tener un mapa mental de prevención según el escenario que se tenga, para tomar las medidas de seguridad que garanticen la indemnidad de los bienes.

No permitamos que, por nuestra impericia e incuria, el deber de cuidado, como la responsabilidad objetiva y subjetiva de cuidar los bienes se debilite y ceda espacios beneficiosos al delincuente a costas de nuestros bienes.    

Revisemos siempre de manera rutinaria, pero con creatividad, la ruta de los riesgos de nuestro negocio, producto o servicio, con el fin de aplicar los controles respetivos y de esta manera eliminar o mitigar los riesgos, así se genera seguridad sobre los bienes, dando cumplimiento al principio objetivo y subjetivo del deber de cuidado, eliminando ciertos grados de responsabilidad que se pueden derivar de la impericia y la negligencia.  

 

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